Limpieza de playas

martes, 29 de marzo de 2011

Don Pablo

     Alrededor de la cama, los cinco pequeños miraban con ternura al anciano de cabeza blanca, que permanecía con los ojos cerrados y los labios entre abiertos. Santiago, el más inquieto, jugaba con la mano del profesor mientras decía: -Profe,  despierta, queremos que vuelvas a la escuela, profe, profe, despierta… -Déjalo, -le dice  Elena-  yo creo que está cansado.   Doña Margarita  les sirve chocolate caliente y un pedazo de tarta de nuez.  -Miren, ¡despertó, despertó!  Dice Alicia, dichosa por descubrir primero que los demás que el maestro despertaba.    Don Pablo se incorpora y sonríe.- ¡Qué bien que estén por aquí!

     Doña Margarita y don Pablo habían llegado a Batopilas 35 años atrás.  Para llegar al pueblo, había que descender un camino de numerosas curvas de una de las barrancas más hondas de la Sierra tarahumara de Chihuahua. Pasaban largas temporadas antes de salir del pueblo, estaban tan acostumbrados al clima y a la vida sana y relajada del campo, que solían pasar las vacaciones cultivando su huerta y haciendo arreglos a la escuela. Doña Margarita nunca tuvo hijos, así que volcaba su cariño maternal en los estudiantes de Don Pablo.

     La huerta se encontraba en el patio trasero de la casa. Debido a que el poblado se encontraba a 450 metros sobre el nivel del  mar, mantenía un  clima propicio para sembrar árboles frutales. Frecuentemente los estudiantes visitaban la huerta y  trepaban a los árboles para bajar naranjas, limas  y mangos. Terminaban su tarea y luego  a la sombra de los árboles escuchaban las maravillosas historias que les narraba el profesor.

     El pasado lunes, don Pablo llevó a sus alumnos de sexto grado de paseo a la Hacienda San Miguel. Luego de atravesar el puente colgante, se sentaron a la orilla del río para escuchar uno de los relatos del profesor: -Miren, este puente lo construyeron los mineros que llegaron al pueblo  en 1708. El estadounidense  Alejandro R. Sheperd  hizo fue construir una pequeña hidroeléctrica, Batopilas fue el primer poblado de nuestro país, después de la ciudad de México, en contar con energía eléctrica. Aquí encontraron plata y por esto establecieron compañías mineras que desarrollaron la economía de la región- Entre pláticas y risas disfrutaron su desayuno. El maestro siempre los invitaba a compartir con los demás, especialmente con los que menos tienen. Elena le entregó una servilleta bordada con hilaza azul que contenía tortillas de harina y queso fresco. –Profe, mi mamá me dio permiso de compartir esto con los demás, el pedazo grande es para usted.   –Gracias, Elena, siempre tan generosa. El recorrido continuó hasta llegar a las cascadas de Agua Dulce. Llenaron de agua sus garrafas y disfrutaron la frescura del agua y de su edad.

     Un grupo de indios tarahumaras se acercaron a saludar al profesor y le dijeron en su lengua: –¡Kuira! que es un saludo.  –Korima le dijo uno de ellos  mientras extendía su mano. –Miren hijos, nuestros hermanos tarahumaras, nos dicen korima, que quiere decir: comparte conmigo de lo que tienes.  Entonces Elena les ofreció las tortillas y el requesón envueltos en la servilleta bordada que había traído de casa. El maestro le regaló una sonrisa, se sentía orgulloso de su forma de proceder. Le dijo dándole una palmada en el hombro:  -Recuerda siempre Elena, la bondad es un valor muy preciado. Tu corazón es más feliz cuando das a los demás que cuando recibes.

     Ya de regreso, el maestro se sentía muy fatigado. –Sebastián, ayúdame, déjame apoyarme en ti. Le pidió amablemente  a su discípulo. –Maestro, está pálido, siéntese un poquito…  Para Don Pablo era difícil aceptar que la edad le restaba agilidad y movilidad. Toda su vida magisterial fue dinámica y muy activa. Año tras año, sus estudiantes realizaban caminatas junto a las acequias para conocer la vegetación del lugar. Podían distinguir una ceiba de un ciprés, un palo de Brasil y un palo blanco. Aprendían geografía, lecciones de ciencia, realizaban descripciones e inventaban historias fantásticas. Era una magnífica oportunidad para abordar temas escolares, sin que los niños se percataran de que estaban aprendiendo. ¡Qué tardes inolvidables! Las risas de los niños, los brincos de las piedras al río, los caballos y  las meriendas bajo la sombra de los inmensos árboles mientras el maestro  narraba esas historias maravillosas…

     Anda Sebastián, estoy mejor, vamos, poco a poco.  El grupo de niños acompañó al profesor hasta la casa de la huerta. –Doña Margarita, el profesor se sintió mal otra vez.  Gritaba Alicia mientras abría la puerta. –No es nada, mujer, no es nada. Decía con voz apagada el profesor. Esa fue la última vez que pudo mantenerse en pie.  Los vecinos buscaron a Don Guillermo, el médico del pueblo. –Don Pablo, debe reposar por lo menos cinco días, tómese un descanso, ande y deje que Doña Margarita lo atienda.

     -Maestro, tenemos un nuevo maestro, llegó de la ciudad,se llama Martín- le platicaba Sebastián a Don Pablo. – Tiene una computadora donde nos enseña lugares lejanos, como los que usted nos contaba, nos llevó a conocer el Museo de Luvre a París, claro en la computadora… y si nos portamos bien juega con nosotros a los encantados. ¡Es muy divertido!

     Después de recibir su carta de retiro, Don Pablo platicó con el inspector para posponer el plazo y seguir trabajando. Tenía tan buenas referencias de su trabajo que lo consideró una buena elección. El maestro pretendía seguir con su ritmo de siempre, pero a pesar de su entusiasmo el malestar continuaba. Una tarde se quedó dormido mientras  les platicaba a los niños sobre Manuel Gómez Morín, fundador del Partido Acción Nacional y originario de Batopilas.  Doña Margarita terminó el relato y después de servirle la cena,  le propuso retirarse. –Pablo, querido, debes descansar, deja ya la escuela, retírate.

     Don Pablo la escuchaba y venían a su mente tantas experiencias vividas con sus alumnos, caritas sonrientes,  lágrimas de algunos pequeños que atravesaron momentos de tristeza y pidieron consejo y consuelo a su incondicional maestro. Esos pequeños, los más inquietos, los más queridos. Cuanto amor, cuanta entrega, cuanta paciencia. Día tras día y de una generación a otra,  iniciaba la mañana con una sonrisa, con la plenitud y realización de quien hace lo que le gusta  y  disfruta su trabajo.

     Los pequeños se despidieron y salieron con las bolsas cargadas de pequeñas naranjas  ácidas para comer en el camino. –Hasta mañana profe  -Gracias por el chocolate doña Margarita –Sí, gracias. La habitación quedó en silencio y los ancianos se miraron. -Tienes razón mujer, ya es tiempo de retirarme, ya no voy a volver a la escuela…le dijo  -Bueno, pero no te pongas triste, los niños van a seguir viniendo y tú les puedes contar tus historias y enseñarles geografía y los mapas y todo lo que te gusta. Margarita trataba de que fuera menos duro el momento que sabía era muy difícil para él. –Sí, sí, cúbreme las piernas, tengo frío. Ven, siéntate aquí a mi lado, quiero decirte algo. Siempre he querido darte las gracias por ser la mejor esposa que un maestro pudo tener, eres mi inspiración,  siempre has sido tan generosa. Ese brillo en tus ojos me dijo que iba por buen camino, que hacía lo correcto y que era un buen maestro. Gracias, mujer.

     Que abrazo tan tierno y lleno de complicidad se brindaron. Don Pablo, se durmió tranquilo y no despertó más. Un legado de profundo amor y cariño dejo en los corazones de cientos de pequeños que acudieron a su clase. Siempre recordarán este templo del saber donde encontraron un trato amable y un incentivo espiritual para luchar por mejorar su vida y exaltar los valores de su comunidad.

     Recuerda siempre Elena, la bondad es un valor muy preciado. Tu corazón es más feliz cuando das a los demás que cuando recibes”

2 comentarios:

  1. Muy bonito y muy cierto y profundo todo lo que dice; nuestra labor docente debe tener un toque de bondad para sentir la felicidad de dar cuando transmitimos conocimiento.
    Gracias por compartir Teresita.
    Saludos.

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  2. WUAU!!! LA VERDAD NO TE MERECIAS 3 ONZAS DE PLATA
    TE MERECIAS 6 SEIS ..... ME ENCANTO !! EN SERIO!

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